¿Cuántas veces hemos oído decir que las películas realizadas en la Europa del
Este son lentas, aburridas, sólo para intelectuales? Apenas nos mencionan un
ciclo de cine húngaro, ruso o checoslovaco y a menudo pensamos en lo
cómodamente que dormiremos en la butaca de la sala de proyecciones.
Pero... ¿qué tan cierto es esto? ¿La filmografía realizada en esos países
durante su etapa socialista se reduce a Andrei Tarkovsky y demás habituales
de la cinemateca? ¿Más allá de los largometrajes que llegaban a los festivales
internacionales de cine, qué películas veía la gente?
Quizás resulte sorprendente -o no tanto- saber que las películas más
populares en aquellos años y aquellos países eran muy distintas a las pocas
que llegaban a este lado del Telón de Acero, condenadas además a una gris
existencia en las salas de cine-arte del hemisferio occidental.
Alocadas comedias, películas de acción y aventuras, musicales, parodias,
¡hasta películas de indios y vaqueros! son los géneros que llenaban las salas
de cine de aquellas latitudes supuestamente grises, aburridas e intensas.
La única biografía ficcionada que existe sobre el cantautor chileno Víctor
Jara se filmó en la República Democrática Alemana en 1978. En la Unión
Soviética las películas más taquilleras eran vistas por un tercio de la
población, rozando los 80 millones de espectadores para un único film. Una
de las películas bélicas más vistas de la historia fue rodada en Yugoslavia en
1972, y su éxito en China fue tan grande que incluso una marca de cerveza
lleva su nombre. Hace más de sesenta años, en Hungría, produjeron una
comedia musical para denunciar el sabotaje económico y las compras
nerviosas promovidas por una potencia extranjera.
Si leer lo anterior nos sorprende, nos desconcierta y hasta nos despierta una
pequeña sensación de incredulidad, entonces el ciclo de cine Europa del
Este: la otra mirada, tiene más importancia y vigencia que nunca.
Que lo disfruten.
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